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Por primera vez la adicción a los videojuegos podría convertirse en un desorden mental este año dentro de la décima primera revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), según un borrador del documento que incluye a esta patología con sus respectivos síntomas necesarios para un diagnóstico.
Según un reporte de la BBC, las personas que sean diagnosticadas con este desorden, deberán presentar evidencia de conductas anormales durante un periodo de al menos 12 meses. Entre las características se encuentra el descontrol sobre los momentos de juego, frecuencia e intensidad y duración, además del aumento a la prioridad de jugar por encima de otras actividades.
Las personas que demuestren una continuidad o aumento de las horas de juego a pesar de mostrar consecuencias negativas en su vida, también podrían ser diagnosticadas con este desorden mental.
Ante esta propuesta, el doctor Richard Graham, especialista en adicción a la tecnología en el Nightingale Hospital en Londres, aplaude la iniciativa, pero aclara que es enfático solicitar un diagnostico correcto “para evitar confundir a los padres de los jóvenes que son sólo gamers entusiastas” y así no caer en la medicación para personas que en realidad no lo necesitan.
Aunque ya existen varios países que cuentan con centros clínicos de rehabilitación tecnológica que tratan casos de adicción a los videojuegos y dispositivos electrónicos, la inclusión de la OMS podría hacer que el resto de países del mundo se sumen a la iniciativa y empiecen a realizar campañas para tratar este problema.
Sin embargo, el doctor Graham, recalcó una y otra vez, que es muy necesario que el diagnóstico no se realice livianamente, ya que todas las personas que disfrutan de los videojuegos, suele jugar ocasionalmente por horas o tener hábitos en los que incluyen los juegos en su rutina, es por esto que se deben mostrar o presentar síntomas importantes, como priorizar esta actividad por encima de otras de vital importancia como comer o dormir, o no saber controlar el deseo de jugar y hacerlo en lugares y momentos poco apropiados.