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En 2013, luego de que Bernardo recibiera varias amenazas y sobreviviera a un atentado de homicidio, la UNP le asignó un celular y un chaleco antibalas. Pero el 6 de junio de 2016 ocurrió un nuevo atentado, en el que un sicario disparó repetidamente contra su casa. Pese a ello, en agosto de ese año, la UNP le pidió a Bernardo devolver las medidas otorgadas. En un análisis de la situación de seguridad de ese dirigente, la Unidad Nacional de Protección concluyó que “el evaluado presenta conflicto con algunos residentes del barrio. La situación de seguridad que argumenta se origina por un evento de intolerancia, donde la mayoría de los habitantes del barrio no apoyan la gestión que realiza, razón por la cual se presentan señalamientos, agresiones verbales e incluso físicas”.
Cuero insistía en que las pandillas no le perdonaban su trabajo con los jóvenes, que sus hijas habían recibido llamadas amenazantes para presionar su salida de Malambo, y que su trabajo comunitario se había limitado “a la más mínima expresión”.